Con la llegada del nuevo año, suben, como ya es tradicional, los precios al consumo. Pero este año es especial porque las subidas afectan a muchos más sectores y en un mayor porcentaje como pone de manifiesto el 6,7 por ciento del IPC, algo que no ocurría desde hace 30 años. Haciendo un repaso a las subidas que nos afectarán -y ya nos están afectando- más directamente a los consumidores, empezaremos por la luz cuyo coste se ha desproporcionado (por cierto la promesa del presidente del Gobierno, no se ha cumplido. Aquello de que pagaríamos lo mismo que en el último recibo de 2018 no se cumplió). Y también suben los alimentos básicos, especialmente las carnes y pescados, el pan, frutas y verduras... el gas natural (el precio del gas butano será sometido este mes a revisión) y la gasolina; también subirán las tarifas de las autopistas; y las cuotas de autónomos...
Y por supuesto la compra de vivienda y los alquileres al aplicársele el IPC del 6,7 por ciento, un impuesto declarado como 'el impuesto de los pobres', pues es a las economías más débiles a las que más perjudica.
Y qué subidas nos pueden beneficiar. Pues en menor medida la de las pensiones. Un 2,5 por ciento que no es ni la mitad de lo que sube el Índice (que es como un impuesto) de Precios al Consumo que, como saben, es el que regula la 'subida de lo que nos cuesta vivir'.
Claro que para nuestra satisfacción ¡subirá o pan e baixará a caña!, deseo trasladado por un vecino de Betanzos a un político en campaña electoral ¿Qué queredes betanceiros?... Pois iso.
Y a sufrir que son dos días....
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