MARIN. MAR, PUERTO Y CIUDAD

Primer premio del Certamen Literario convocado por la Asociación de Ex Alumnos del Instituto Laboral de Marín con la colaboración del Concello de Marín, la Autoridad Portuaria y el IES Illa de Tambo de Marín, con motivo del 125 aniversario de la Declaración de Puerto de Marín de Interés General del Estado. (1.886-2.011)

Autora: Alba Quintairos Soliño. Alumnas de 2º curso de Bachillerato del IES Illa de Tambo.

Marín es un municipio perteneciente a la comarca del Morrazo, en la provincia de Pontevedra. El nombre de esta villa proviene del nombre propio Marinus, que pertenecía a un antiguo poseedor de estas tierras. Marín cuenta con uno de los cascos urbanos más grandes de Galicia y está formada por ocho parroquias: Ardán, Cantodarea, Marín, Mogor, O Campo, San Tomé de Piñeiro, San Xulián de Marín y Seixo. Además, cuenta con una de las comunidades evangélicas más numerosas de España (en torno al 10% de la población), con vecinos de 53 nacionalidades distintas (proceden de todos los continentes salvo de Oceanía)  y con la Escuela Naval Militar (la única de sus características en España), inaugurada en 1943.
      En cuanto a la historia, tenemos constancia de la existencia de pueblos primitivos en la zona. Muestra de ello son los dólmenes y los petroglifos que aún hoy se conservan. Sobre los petroglifos hay diversas teorías, como que son obra de los celtas y que tienen como finalidad el culto a los muertos, o que podrían ser delimitaciones comerciales. También se apunta a que podrían ser marcas hechas en el neolítico.
      Avanzando en el tiempo hasta 1112, nos encontramos con que Doña Urraca de Castilla donó, como pago por sus buenos servicios, el coto de Marín a Diego Arias de Deza, uno de sus caballeros, y a su mujer Sabina Díaz. Muerta su esposa y sin sucesión, Diego Arias cedió el coto de Marín al Monasterio de Santa María de Oseira y tomó el hábito de cister en 1151. Ahora y durante casi siete siglos, Marín queda unido al monasterio de Oseira como Priorato, hasta la desamortización española de finales del siglo XVIII.
      En esta misma época (siglo XVIII), se fomenta la pesca y el puerto es abierto al comercio. Gracias al despegue de la industria y el comercio, y a la riqueza de la pesca en la Ría de Pontevedra, se establecen diversas fábricas de salazón y algunas conserveras.
      En el siglo XIX, el puerto de Marín es conocido a nivel internacional y se establecen numerosas líneas de navegación con compañías extranjeras y nacionales, lo que aumenta notablemente las relaciones de Marín con los países transoceánicos, siendo los servicios mensuales directos más importantes el Marín-Montevideo y el Marín-Buenos Aires.
      En el siglo XX, se llevan a cabo diversas obras en Marín, algunas de más importancia que otras. Así, en 1913, ya existen los diques Oeste y Este (este último con dos alineaciones), el Espigón de Abrigo y la avenida Este (ambos en Estribela), y una carretera entre los dos diques que contaba con un puente sobre el río Lameira que, además, fue encauzado. Este mismo año, el puerto marinense contaba con tinglados, accesos, instalaciones eléctricas (iluminación…), almacenes, carreteras, etc.
      Tres años después, La Marina crea una Base Naval e instala el Centro de Tiro y Calibración. El anhelo por ampliar estas instalaciones militares lleva al estudio de un nuevo Muelle Comercial en 1929. Después de catorce años, se deja el terreno municipal y portuario oportuno para la creación de la Escuela Naval Militar de San Fernando (1943). La Escuela Naval dispondrá de los diques Este y Oeste (en este último atracaban los buques militares y mercantes) y de la dársena formada con el Muelle Comercial (dársena donde atracaban pequeñas embarcaciones).
      Cabe mencionar que, desde 1928, Marín ha contado con dos varaderos privados (el de los hermanos Hermida, más adelante llamado Astilleros de Marín, y el de Villanueva Recamán y Manuel Pardavila, que pasó a llamarse NODOSA en 1993), cerrando este primero en 1999.
      Durante los años 50, se suceden una serie de ampliaciones en las instalaciones del Sector Comercial. Destacan los dos almacenes cubiertos, la adquisición de grúas (dos eléctricas y dos grúas automóviles en 1958, dos de 6t y una automóvil de hasta 9t en 1966, y dos grúas de pórtico de 6t en 1975) y de básculas.
      Entre 1949 y 1958 se construyó la Autovía Pontevedra-Marín y, entre 1958 y 1964, se llevó a cabo la primera fase de la “Gran Obra” del puerto pesquero. La segunda etapa tuvo lugar entre 1964 y 1967.
      A mediados de la década de los 60 se instalaron un depósito elevado de agua salada y la red de distribución de agua dulce.
      Entre 1972 y 1974, y junto con el Nuevo Puerto, se edifica el Pabellón de venta y empaque y los departamentos donde se prepara y envasa el pescado, con una superficie en Lonja de más de 9000m².
      En 1970 se instala en el puerto el Frigorífico de la Cooperativa del Mar (SAFRICOPE) -fundada en 1969-, sucediendo así en 1974 a los primeros frigoríficos, Frío Industrial, José Martín Valdés y Antonio Rosales. Estos tres últimos ocupaban unos 320m² en total, siendo superados notablemente por SAFRICOPE, que cuenta con una superficie de 3500m² y una capacidad de 21000m3 hoy en día, aunque bien es cierto que desde su instalación en la villa marinense ha sufrido constantes ampliaciones.
      Desde su construcción y hasta 1973, el Muelle Comercial (el lado Oeste) fue usado para atracar buques de guerra y barcos inactivos. Es en 1974 cuando se empieza a usar con fines enteramente comerciales.
      Ya en la década de los 80 comienza la búsqueda de nuevos muelles comerciales que tengan un calado superior a los 7m. Además, el Muelle Oeste continúa con su expansión, y lo consigue gracias a la adquisición de una nueva grúa pórtico de 30t que es instalada en 1982.
      Situado al Norte del sector pesquero, el Nuevo Muelle Comercial -que fue construido entre 1983 y 1986- alcanza los doce metros de calado en bajamar, lo cual permitía el acceso al puerto de barcos plenamente cargados. En honor a Don Manuel Leirós Freire, su autor, el muelle lleva su nombre desde 1998.
      Por otro lado, el frigorífico de Marfrío termina de construirse en 1982 y abre sus puertas en 1987, encontrándose en el muelle Pesquero Norte junto a los departamentos para exportadores.
      Para construir el Tendedero de redes (1988), en 1981 se rellena la explanada Este. También se procede a la ampliación de la explanada del área Este para la creación del acceso al Nuevo Muelle de Marín.
      En 1990, año en que falleció el poeta Dámaso Alonso y en el que Fraga jura como nuevo presidente de la Xunta de Galicia, año internacional de la alfabetización por la ONU…, se realizan las obras oportunas para terminar el muelle de reparaciones y la explanada donde se llevarán a cabo las instalaciones de los pantalanes flotantes, necesarios para el amarre de embarcaciones deportivas, y de las naves de departamentos para Talleres y el Centro de Formación del sector marítimo-pesquero. Este mismo año comienza un exhaustivo sondeo que busca la instalación de nuevos muelles. Como resultado, del final del Muelle Norte Pesquero parte el Muelle Comercial Sur (su construcción se finaliza en 1993). Simultáneamente, se procede al ensanche de la explanada situada entre el dique Norte pesquero y el Muelle Comercial Leirós. En este último muelle es construido un almacén de cereal para la empresa Ceferino Nogueira. Además, durante toda la década de los 90, se continúa con la adquisición de básculas y grúas que mejorarán las instalaciones portuarias notablemente.
      De 1990 a 1995, aproximadamente, tienen lugar las instalaciones de la fábrica de hielo de OPROMAR, los Departamentos para exportadores de pescado y los de armadores. También se procede a adecuar la zona de subasta a la Normativa Europea en el Pabellón de Venta de Pescado (España pasó a formar parte de la CEE en 1986), por lo que se mejoran las oficinas, el pavimento, los servicios y la sala de transacciones en 1991, y la cubierta y la fachada en 1995. Al lado del Pabellón se edifica la Lonja de cerco, cuyas obras finalizan en 1999. De esta instalación -pabellón- solo queda mencionar que en 2003 se procedió a su climatización.
      Más recientemente, en julio de 1997, se inauguró el Paseo Marítimo de Marín. Este paseo es situado en el lado Oeste del Muelle Comercial; de este modo, queda operativo el lado Este, donde se instalará la nueva Terminal Cubierta de Ceferino Nogueira (2002).
      En 1996 se instalan los frigoríficos de frutas y otras mercancías en el muelle Sur, habilitado dos años antes.
      En 1998 se divide la explanada de la ribera en dos partes: una dedicada a las reparaciones y otra de contenedores, donde se sitúa una grúa de porta-contenedores de 42t de fuerza.
      La gran obra realizada entre 1998 y 2003 es, sin duda, la de la zona de expansión del Noroeste que, a partir de entonces, contó con dos nuevas alineaciones de atraque (12m de calado). Llegado el nuevo siglo, estas se convirtieron en la nueva terminal de contenedores. El Puerto de Marín alcanzaba así los 800.000m² (cuando en 1959 contaba con, tan solo, 370.000m²).
      A modo de curiosidad, destacar que la Terminal Cubierta es pionera en el sector portuario español para descargar la mercancía independientemente de las condiciones climáticas. Se trata de una infraestructura especialmente importante para tráficos sensibles a la humedad (pasta de papel…).
      La llegada del ferrocarril al Puerto supuso todo un reto: fue señalada para el puerto desde 1860; sus obras, iniciadas en 1928, y sus infraestructuras, inauguradas en julio de 2002. Las vías conectan directamente la estación de RENFE, en Pontevedra, con el muelle Leirós. En el año 2003 se iniciaron las obras para la ampliación ferroviaria con otra vía más (pues contaba con dos vías).
      Tras las nuevas instalaciones de control, terminadas en 2003, el puerto consiguió  el acceso directo a la autopista.
      Ya en el 2006, la Autoridad Portuaria procedió a la adecuación de la red de saneamiento en algunas de las zonas del puerto. Así, todas las instalaciones de la Autoridad Portuaria tienen una conexión directa al colector general de Marín-Pontevedra para tratar las aguas residuales en la depuradora de Placeres. Esto hizo que disminuyeran los gastos en mantenimiento de las instalaciones portuarias. Esta adaptación se realizó por fases: oficinas, departamentos de armadores en el muelle de reparaciones, dársena pesquera y dársena de Placeres.
      Un año después, en el 2007, se realizó en las inmediaciones del puerto un simulacro de emergencia ante la supuesta llegada de inmigrantes ilegales bajo el Plan de Protección puesto en marcha por el Puerto.
      En 2009 se mantuvo el equilibrio entre graneles sólidos (cereales, harinas, abonos y piensos) y mercancía general (pasta de papel, madera, fruta, productos siderúrgicos, tráfico de contenedores, pesca congelada y fresca…), aún a pesar de la crisis económica.
      Además, en 2010, un buque maltés procedente de Canadá atracó en el puerto para dejar 41220 toneladas de maíz, lo que supuso un gran movimiento de los medios de manipulación y transporte. El tráfico de graneles agroalimentarios es uno de los más importantes del Puerto y cuenta con la Certificación Europea de Calidad.
      También en 2010, el segundo buque más grande de la Armada Española, el Cantabria, hizo escala en el Puerto. El Cantabria es un buque de aprovisionamiento preparado también para actuar en casos de catástrofes medioambientales, pues va equipado con material anticontaminación.
      Además, ese mismo año el Puerto gestionó más de 600 toneladas de residuos. La mayor parte de ellos procede de las redes y burlones. Por ello, el Puerto ha establecido un sistema de recogida con contenedores específicos para clasificarlos, limpiarlos y desalinizarlos.
      En mayo del 2011 se terminaron las obras de mejora en la dársena, más conocida como la del “cementerio de las chalanas” (está situada en el paseo marítimo de Marín).Estas mejoras consistieron en la instalación de barandillas de acero inoxidable y en un sistema de aspiración en las zonas próximas a la escollera porque se había detectado una pérdida en el calado a consecuencia de la acumulación de arena; limpieza de la escollera mediante chorreo, reparación de juntas en los diques, cimentación e instalación de alumbrado para mejorar la seguridad…
      En noviembre de 2011, se firmó un convenio de colaboración con la Confederación de Empresarios de Castilla y León, lo que facilitará la comunicación del Puerto con las empresas, confederaciones, etc.

      Gracias a convenios como este, Marín ha alcanzado una gran importancia tanto a nivel nacional como internacional.
      Desde su nacimiento, Marín ha crecido considerablemente. Además su importancia ha ido aumentando progresivamente, siempre de la mano del puerto. En la última década se han llevado a cabo diversos proyectos que la han acrecentado, como es la creación del Parque dos Sentidos (marzo de 2011) o del Ecoparque (2010), la declaración de la Danza de las Espadas como Festa de Interés Turístico de Galicia (2010) o la aparición de la localidad en el programa Un país para comérselo (2010).
      En la historia de la villa marinense hay varios personajes célebres, como es el caso de Juan Antonio Gago de Mendoza (nacido en Santo Tomé de Piñeiro en 1761), que fue un corsario a las órdenes del rey Carlos IV. Entre sus hazañas más importantes están la derrota de los ingleses en 1800 y, durante la Guerra de la Independencia Española contra los franceses, la liberación de Marín en 1809. Participó en la reconquista de Vigo y en la batalla de Ponte Sampaio. A él se debe la construcción del Pazo de Chirleu en 1801.
      Otro personaje célebre es el pintor Manuel Torres, nacido en 1901 en la villa marinense, que da nombre al museo local (Museo Manuel Torres, 1992) al donar al Ayuntamiento unas 77 obras de su propia creación (paisajes, bodegones, dibujos a lápiz, retratos…). Fue nombrado Hijo Predilecto de Marín el 16 de mayo de 1992.
      Marín también destaca por sus playas, como Portocelo, Mogor o Aguete, y sus fiestas, como las del Carmen (en julio), las de San Miguel (en septiembre), los Carnavales (donde sobresale  O Enterro da Sardiña)…
      Es, además, digna de mención la aparición de Marín como escenario íntegro de la película Los caballeros del Botón de Ancla (1974) de Ramón Torrado, filme que relata como peligra la amistad de tres alumnos de la Escuela Naval Militar, y que cuenta con la participación de Ángel Álvarez, Rafaela Aparicio, Florinda Chico y Peter Lee Lawrence, entre otros.
      La Escuela Naval Militar, de la que ya he hablado anteriormente y a la cual pertenece la isla de Tambo, es (desde el 2010 y en consonancia con el Plan Bolonia) el Centro Universitario de Defensa adscrito a la Universidad de Vigo (UVIGO), donde los alumnos reciben una formación universitaria con la que obtienen el título de Grado en Ingeniería Mecánica, además de la militar (que es académica, militar y con numerosas prácticas en tierra y mar). Tras la supresión en 2001 del servicio militar obligatorio y el hecho de tener que cumplir con estrictos horarios hizo que el uso de las instalaciones de la Escuela Naval Militar descendiera notablemente. Pero el hecho de reformar parte del hospital, instalar el CEMEDEM (Centro de Medidas Electromagnéticas) o la posibilidad de obtener un título universitario y una formación militar a la vez consiguieron que no siguiera cayendo el número de alumnos en formación. En esta misma Escuela es donde el Rey Juan Carlos I y el Príncipe Felipe realizaron parte de su formación militar y a donde, uno u otro, acuden cada año para entregar despachos a los alumnos que juran bandera.  
      Es, también, a la Escuela Naval a donde acude cada año el navío escuela Elcano (un bergantín-goleta de la Armada Española, autorizado en 1923), lo que atrae cada verano a numerosos turistas y curiosos.
      Junto con estos reclamos turísticos destaca la gastronomía, cuyo elemento más sobresaliente es la cigala, seguida de la manzana y la sidra (todos los productos con su correspondiente fiesta gastronómica); aunque también destacan las empanadas de maíz, el cocido, el cabrito y, por supuesto, todo tipo de pescado y marisco.
      Situado en una zona natural protegida y considerado uno de los paisajes más hermosos del lugar, se encuentra el Lago de Castiñeiras. Es un pequeño lago rodeado de un parque que cuenta con asadores, bancos, mesas… lo que lo convierte en un sitio ideal para pasar en familia. Es destacable la tranquilidad que allí se respira, y la posibilidad de observar diversos animales (ciervos, ánades, ardillas…) que se encuentran en plena libertad o en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre del Aula de la Naturaleza de Cotorredondo.
      Para finalizar, cabe destacar el escudo de Marín, compuesto por tres espacios de vivos colores en los que se sitúan un pino y dos osos en el primero, una torre sobre un puente formado por tres arcos en el segundo, y un ancla de oro en el tercero. Sobre el distintivo descansa una corona real roja y dorada con una pequeña cruz en su cúspide. Bordeando los emblemas del blasón y sobre un fondo azul (como el mar) aparece la divisa en latín “NOSTRA IN MARE FORTUNA”, que quiere decir “En el mar, nuestra fortuna”, recordando que el mar va ligado a la historia de Marín, y que no habría Marín de no ser por el mar.

UN PRETEXTO DE PALABRAS PARA LA CELEBRACIÓN DE
900 AÑOS DE UNA HISTORIA DE MAR Y CISTER
Texto del discurso pronunciado por Miguel Angel González García, canónigo archivero de la Diócesis de Ourense, en la Xornada de Convivencia Histórica Marín-Mosteiro de Oseira, el 11 de marzode 2012.

Abusar, trivializar y distorsionar las palabras es uno de los serios problemas de todos los que escribimos o hablamos, no quisiera yo en este indudablemente privilegio de llenar un hueco de una efeméride tan sugestiva, ni abusar de las palabras en extensión indebida y cargante ni diciendo nada o no diciendo lo que realmente deben: encender en este recuerdo, que es más que sacarle un poco de brillo a unos apagados por distantes hechos, un poco o un mucho de esperanza.
A veces se piensa que ese cometido es solo para discursos interesados de políticos que no tienen nada que ofrecer o de resignado sermón funerario para consolar de oficio, a los que se quedan sin algún asidero y sienten que el suelo de su existencia es un poco o un mucho más inestable.
Sé de lo que se trata o yo debo tratar en esta ocasión, y quizá sólo he pecado una vez más de cierta irreflexión al aceptar la encomienda del P. Abad, el P. Juan Javier, con mucho dolor ya en la proa de otra nave, de cómo historiador presunto, para evocar unos hechos que vinculan las tierras azules, de mar y cielo de Marín con este monasterio, que como un barco lleva muchos siglos navegando por los océanos de Dios y de la historia con muy diversa fortuna: navegaciones tranquilas y gloriosas, galernas y naufragios que como en los barcos que llegan al puerto de Marín, se notan en la carne de sus muros y en los silencios de sus espacios.
Aunque bien poco importa quién es el que les habla y que mi curriculum proclame mayores o menores excelencias, aquí solo estoy porque hace muchos años un hoy joven anciano de 95 años el P. Damián Yañez me hizo el honor de llenarme de afecto, de plegaria y de saberes monásticos y con él incorporé a las geografías esenciales que son el telón de fondo de las horas más felices y verdaderas este monasterio de Oseira y los que lo llenan de vida con la discreción generosa de sus vidas incandescentes de entrega en el ora et labora de una regla sabia que no muestra señales de caducidad. Él debería decirles las cuatro cosas que despertamos del sueño de la historia para que no sean sólo recuerdo erudito sino pretexto para mirarnos con paz, para convivir con alegría, para llenar este presente de crisis y de incertidumbre de ilusiones, de concordia y de esa sabiduría que dice que no hay mal que cien años dure, que en cristiano es además saber que Dios siempre escribe recto con renglones no torcidos sino torcidísimos.
¿Qué pasó el año 1112 para que nueve siglos después, esa fecha suscite interés y la despertemos del olvido como una memoria que merece tiempo e interés? 
Pues quizá algo que entonces no pareció excesivamente importante, pero que fue el comienzo de una relación entre Marín y Oseira, que con sus altibajos y sus desencuentros hoy nos parece es  hermoso y valioso avivar y agradecer
El protagonista es Diego Arias, señor de la villa y coto de Marín, que figura en todas las obras que hablen de Oseira, por haber sido él quien cedió a los monjes todas sus  propiedades, al tiempo que se hacía monje entre  ellos.
El personaje es un tanto original: valiente soldado, gran patriota, fidelísimo servidor de la reina doña Urraca, monje del Císter enigmático y transfuga por  haberse luego ido, vaya a saberse de verdad por qué, con los caballeros de San Juan. 

Recordamos que Oseira aparece documentado como monasterio el año 1137, uniéndose a la reforma benedictina impulsada por San Bernardo tres años más tarde, en 1141, habiendo sido el propio san Bernardo quien acogió a los primeros monjes bajo la dependencia de su monasterio de Claraval.
A Oseira cuyas soledades invitaban a los que buscaban sosiego y calma, llegaron personas de muy diversas calidades atraídos también por el estímulo de los austeros monjes y sin duda, porque como nos sucede hoy a nosotros, sentimos que aquí se cuecen panes de felicidad: entre ellos el abad dom García recibió a un peregrino alemán, San Famiano, que luego siguió camino hacia Roma y falleció en la ciudad de Gallese en el Lacio, y hacia 1150 acudió también deseoso de ser monje, un caballero muy entrado en años,  contaba alrededor de setenta  que para entonces era muchísima edad.  Se llamaba Diego Arias, antiguo capitán de la reina doña Urraca, madre de Alfonso VII, nacido en el hogar noble de los Arias, familia muy vinculada a la corte de Ramón de Borgoña, por haber tomado parte en las principales lides de aquellos tiempos. Educado en milicias y torneos. Hacia los veinte años contrajo matrimonio con Urraca Sabina Díaz, joven adecuada a su nobleza y se adscribió al servicio de la corte. Vamos un chico bien de entonces que tuvo cierta notariedad en el servicio de la Corona, empeñada en continuas empresas bélicas. El año 1112, cansado de los trajines de batallas y galanterías se retiró recibiendo de la reina como agradecimiento el Coto de Marín.  “Por los buenos servicios prestados a la Corona” dicen los historiadores.  Hace 900 años de decir “Marín”, como un lugar que aparece tímidamente por primera vez en la documentación, es decir Marín entra por el camino de los pergaminos en la Historia.
Marín es buena tierra para vivir, para retirarse de los afanes  bélicos y serenarse mirando al mar y dejando que de algún modo el mar se le meta a uno dentro como camino de eternidades. Allí transcurrió la mayor  parte de su vida suponemos que serena y sabía hasta que fallecida su esposa Sabina y quedarse solo en el mundo, los paisajes felices se llenan de nostalgias y de ese dolor sordo que dejan las ausencias y quizá es medicina cambiar y Don Diego puso la mirada en Oseira, caben todas las hipótesis porque la documentación guarda silencia sobre por qué Oseira y no otro monasterio, quizá porque alejado del mar aquietaba sus recuerdos. Se entrevista con el abad García que debió quedar convencido de que el postulante llegaba con sincera voluntad y que Dios andaba detrás de aquella determinación. Aunque el candidato viniese cargado de años y de decepciones pero también con propiedades y prestigio que nunca vienen mal para facilitar el vivir cotidiano de la comunidad y sus obligaciones de crecimiento y de cardad.
Así libremente, cumpliendo las costumbres y los plazos Diego Arias profesa como monje en la consolidada y atractiva orden del Cister profesión que conllevaba la renuncia a toda posesión y es por ello por lo que renuncia a sus bienes materiales a favor del monasterio que le acogía. Para que la cesión de bienes revistiera valor jurídico, y dado que el Abad era apreciado por  el rey Alfonso VII, juzgó prudente Dom García que informado el monarca, de algún modo diera seguridad a una donación que probablemente se veía podría ser discutida o apetecida por otras instancias. De este modo y desde entonces los monjes de Oseira empezaron a  ser dueños absolutos del coto de Marín y demás posesiones. Y no fue inútil esta prevención para los intereses de Oseira porque a los pocos meses de profesar, los fervores de fray Diego en el noviciado se fueron eclipsando; se le hacía muy cuesta arriba aquella vida de austeridad, excesivo retiro  y  continuos rezos en un latín ya ininteligible para él y quizá otras causas quizá menores que complican las decisiones pensando entonces en un cambio. La orden de los caballeros de San Juan,  le debió parecer  más adecuada y más llevadera, el perfil militar de la misma de algún modo formaba parte de su historia y sin cumplir ningún requisito canónico, ni obtener dispensa alguna abandonó Oseira, Se trataba de una verdadera apostasía que llevaba consigo graves penas canónicas.
Los Sanjuanistas no le hicieron ascos al pretendiente, no tuvieron escrúpulos sobre su procedencia y edad, quizá los territorios felices y prósperos en tierras do Morrazo que suponían traía con él allanaron las posibles dificultades.  Desde Oseira se le hacía ver la improcedencia y gravedad de su marcha y no siendo eficaces los ruegos afectuosos se acudió a la sanción del Papa  Adriano IV, que despachó letras apostólicas ordenando que volviera a su puesto de Oseira  dejando a un lado toda dilación o excusa. La inobediencia al papa le abocaba a la excomunión, que suponía en  aquel contexto una situación de extrema gravedad y de consecuencias penosas. En este momento sucede el fallecimiento de fray Diego. La muerte una vez más cambia las cosas y relativiza los acontecimientos. El Padre Peralta, que refiere el desarrollo completo de los hechos, de modo interesado como historiador de Oseira cree que  esta muerte fue como castigo por su conducta, y más que nada el final llegó por su ya avanzada edad y aunque envuelto en contradicciones por su conducta, es posible no fuera del todo consciente de la gravedad de lo que había hecho y desde luego nosotros tenmos la certeza de que Dios misericordioso le habrá regalado gozos permanentes.
La historia continúa con páginas engorrosas de avaricias y desencuentros entre los Sanjuanistas y Oseira por las propiedades de Fray Diego, que el monasterio poseía legítimamente. Los pleitos se alargarán hasta 1174 pero Oseira podía certificar que era el propio rey Alfonso VII quien en 1151 había donado o confirmado la donación de Marín a Oseira “sita en tierra de Morrazo, que S.M. había dado a Diego Arias y a su mujer, y se la dio y concedió al Monasterio y Abad con todos sus términos, pertenencias y derechuras por donde quiera que se pudiesen hallar•”, y pocos días después completaba la gracia eximiendo de portazgo en todo el reino las mercancías y las cosas del monasterio de Oseira, con lo cual desde la costa llegarían al cenobio con cierta facilidades pescados y otros bienes.
Y con estos principios comenzó una presencia de Oseira en Marín, conformando una “granja” y priorato con residencia permanente de monjes que administraban pesquerías y cobraban diezmos y rentas, que dulcificaron también los paisajes y la vida, que en torno a la ermita de Nuestra Señora de la Guía regalaron las dulzuras de la espiritualidad de San Bernardo y una comprobable buena relación con las gentes y la tierra que duró hasta la desamortización cuando otros intereses injustos y mal aprovechados cambiaron no para mejor el usufructo de aquel territorio.
Cuando pasa el tiempo nos gustaría hacer balance de lo que debemos agradecer o lamentar del pasado.
No suponemos ingenuamente que todo haya sido feliz, pero tampoco sectariamente nos ponemos unas gafas negras para verlo todo negro.

La historia que se documenta no suele ser ni toda la historia, ni la que de verdad fue vida cotidiana y esperanza o llanto habitual.
Como  sería ingenuo quien por la lectura de un periódico, más obsesionado el periodismo por tragedias y desgracias, determinará ser esas negruras la única realidad de la vida, cuando sabemos y comprobamos ser siempre más hermosa y generosa y numerosa en lo que no es noticia.
Hoy estamos aquí para agradecer retazos de historia compartida entre Marín y Oseira que sin duda nos parecen y son enriquecedores.
Cercanía y gozo, caminos que trajeron y llevaron personas y cosas, entre otras parece razonable y así lo hizo el llorado profesor Santamarina en sus estudios etnográficos sobre el pulpo y su cultura, que es gozoso capítulo de convivencia y de sabores, que ese pulpo que en el territorio de Oseira se hizo y sigue siendo referente tiene que ver con esta relación. Cuando las pulpeiras de Santa María de Arcos en O Carballiño ejercen su magisterio de cocer con sabiduría el pulpo hasta saben que aquí llegó, y la documentación certifica, como consecuencia de que las gentes del mar pagaban a los monjes cistercienses de Oseira con pulpo seco que consumía la propia comunidad y los criados y aparceros que trabajaban las tierras monásticas. Era un pescado pobre, diríamos felizmente pobre pero bien tratado alcanza suculencias antológicas. Pulpo de Marín para las abstinencias permanentes de la regla cisterciense y para el hambre cotidiana de gentes de interior.
Bastarán estos recuerdos evocados con afecto para poner el punto de memoria para esta mañana de felices reencuentros.
El Profesor Romani, habrá en su Conferencia del día 9 abundado en mayores precisiones y rigores documentales y siempre tenéis a mano la Pequeña Historia de Marín de José Torres Martínez para serenamente repasar estas relaciones y esta historia.
Debo ya sólo agradeceros la amabilidad de vuestros minutos de escucha y desearos que hagáis un manojo con las mejores palabras que hoy pronunciamos: Oseira, Marín, Don Arias, Mar, silencio, trabajo, monjes, plegaria, caminos, puertos, pulpo y amistad, para que no sean palabras muertas, ni distorsionadas, ni mal utilizadas sino muy vivas para seguir construyendo con ellas discursos de convivencia y de esperanza.

PUERTO DEPORTIVO
Por J. Martín Méndez
Marín, 16 de julio del año 2017, el celebérrimo blog de Angel G. Carragal publica en portada la esperada y excelente noticia para Marín:  “Despues de 4 años de gestiones Marín tendrá un excelente Puerto de Abrigo para la flota recreativa y de pesca”
“Una comisión formada por miembros de la Plataforma Pro-Puerto Deportivo, Club de Mar de Aguete, del Colectivo Ronsel, de los partidos políticos PP, Psoe y nacionalistas se trasladó a Madrid para firmar un acuerdo que significará la re-apertura de un Puerto deportivo de abrigo en Marín, y la protección y recuperación de la Playa de Aguete. 
El gobierno de España accede a que la Escuela Naval Militar comparta su espigón, infrautilizado por su escaso calado, para el deporte de la vela y demás actividades náuticas y pesqueras. El proyecto forma parte de una reordenación de parte del espacio de este centro formativo ubicado en el centro urbano para su uso compartido con la ciudadanía siguiendo las Directrices de Ordenación del Territorio (DOT) de la Xunta de Galicia. En un gesto de generosidad los defensores del Puerto deportivo de Aguete, han aceptado la propuesta, ya que para ellos ha sido prioritario el Puerto de Abrigo en Marín independientemente del lugar donde se ubique.” 
¿Un sueño?. Quizás. La política debería consistir en alcanzar algunas cosas para todos.  
Si repasamos la historia del siglo XX en el urbanismo de Marín en relación con sus señas de identidad, en especial en relación con el mar, comprobamos la sucesión de catastróficas decisiones que en cuestión de unas décadas han llevado a que este pequeño pueblo, en un tiempo reconocido como uno de los más atractivos de las Rias Baixas, se haya convertido en un lugar sin alicientes (casco urbano). Y sea calificado ahora de Ciudad dormitorio o Puerto de Pontevedra. Un casco urbano  “podado” de forma brutal en sus valores más destacados. 
No sólo nos deshicimos del Priorato, pieza única, proseguimos tapando y entubando el Rio que propiciaba las subidas y bajadas intermareales hasta la misma plaza de abastos. Destruimos el Monte Pesqueira para instalar la ENM, por falta de espacios instalamos empresas en el Puerto que no necesitaban implantarse allí. En definitiva una ausencia total de visión de largo plazo, de preveer el crecimiento de la ciudad, sin perspectiva de urbanismo de calidad. De defensa de valores genuinos. 
Claro que Marín necesita un Puerto de Abrigo, claro que es bueno potenciar el deporte de la vela, del piraguismo o del remo. Claro que todas estas actividades generan recursos, crecimiento económico y empleo. Y claro que estamos todos a favor. Pero al mismo tiempo protejamos el aspecto casi virgen, diferenciado y único de las playas que tenemos. Los experimentos deben de hacerse con gaseosa. 
Y defendamos la puesta en valor de un puerto de abrigo en terrenos compartidos con la ENM. Pongamos en valor los espacios ya construidos. Abramos ese debate, necesario, de una vez. 
¿Porqué si Combarro puede tener este puerto delante mismo de su pueblo, Sanxenxo lo mismo, o Pontevedra, nosotros tenemos que “arriesgar” el futuro de una de nuestras playas más distinguidas?. ¿Porqué enzarzarnos en una nueva estéril, fraticida pelea de vecinos, en lugar de encarar un objetivo a medio plazo convergente?. ¿Porqué plantearse un increíble gasto público, con la deuda pública española desbocada, cuando casi lo tenemos hecho delante de nosotros mismos?
Empezábamos este artículo, con el guiño imaginativo de que una Plataforma en defensa del Puerto deportivo podría organizarse para defender lo que parece una obviedad: Que por raro que nos parezca ya tenemos construido en un Pueblo de apenas 24.000 habitantes, un Puerto Deportivo de abrigo. Pero que simplemente está inutilizado y que necesita reorganizarse y potenciarse. Y que negarnos a poner este espacio en valor, nos obliga a pedir que nos hagan otro nuevo, a la increíble distancia de….4 kilómetros, en una de nuestras Playas más destacadas. 
Decidamos: Converjamos los intereses de los defensores del puerto de abrigo, los intereses de los defensores de las Playas y los defensores de un urbanismo renovado y ordenado para Marín, que nos potencie en lo posible el nivel urbanístico de la Villa o sigamos arriesgando y dilapidando nuestros recursos naturales únicos.