En un artículo aparecido en el
periódico ‘Marín, Semanario Independiente’ en junio de 1914 (hace 110 años)
bajo el enunciado ‘Para los Veraneantes” se hace un repaso a las
características turísticas de aquel añorado Marín de entonces que se nos
describe como “un pintoresco pueblo asentado a la orilla de la más profunda y
limpia de las rías gallegas, rodeado de una hermosísima espléndida campiña
atrayente por sus montes y bosques que le sirven de marco…”
Era un Marín que tuvo en ese
mismo año como alcaldes a Félix Massó Veiga (padre del farmacéutico que también
sería alcalde Félix Massó Taboada, años 1957-1961) y José del Río Paredes (O
Bicho) que le tomó relevo. Un Marín que urbanísticamente, según sigue describiendo
el texto con el que se promocionaba el pueblo entre los ‘veraneantes’, (a los
que hoy llamamos turistas) “presentaba un conjunto formado por la variedad de
su edificaciones, muchas de ellas modernas…” y que ya compatibilizaba su
urbanismo con “sus muelles que penetran cientos de metros en el mar… y de los
que salen vapores diarios a Sangenjo (sic) y barcos que se alquilan parea
excursiones por la ría”
Marín era un pueblo culto y
sociable “por la cultura y sociabilidad de sus gentes, acostumbradas a tratar
al forastero con el mayor afecto que hacen grata la estancia en tan culto
pueblo, al cual se le coge bien pronto cariño”.
Era aquel Marín, el de ‘Nostra
In Mare Fortuna’, “una villa industriosa y rica, en la que trabajan a diario
varias fábricas de conserva, se construyen embarcaciones, y su comercio es muy
importante; un pueblo de pescadores y marineros que tiene su riqueza en el mar…
Es interesante ver en su puerto a sus bravos hombres de mar, algunos ya
ancianos, verdaderos lobos marinos acostumbrados a enfrentarse al temporal y a
jugarse la vida luchando con los elementos”. Era aquel Marín en el que “se
podían encontrar facilidades para procurar vivienda y hospedaje”, algo que hoy
en día se hace bastante difícil.
El articulo invita también a disfrutar del ocio entre los marinenses informando ‘a los veraneantes’ de que en “Marín existe un animado Casino, varios cafés y hermosos paseos… y es por sus especiales condiciones un magnífico punto de veraneo en el que se dan cita durante los meses de estío numerosas familias de Madrid y de otros lugares del interior especialmente de la provincia de Orense”.
Quizás Marín haya perdido
parte de aquel atractivo que se ensalza en la centenaria publicación que hoy
traigo resumida a este espacio coincidiendo con la entrada del mes de junio y
la proximidad del verano, pero también es cierto que Marín algo conserva de
aquellos añorados encantos, un algo que hoy vemos mejorado y ampliado con sus
playas distinguidas con Bandera Azul, sus rutas de senderismo y miradores, las
rutas arqueológicas, y el entorno natural del Parque y Lago de Castiñeiras, que
dicho sea de paso merece mayor cuidado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario