Ocurrió durante unos ejercicios de adiestramiento topográfico y anfibio de los alumnos, durante los cuales se produjo la desaparición –se dice que un resbalón pudo haber originado su caída directa al pozo- del citado y recordado guardiamarina, al que ya en 2013 se le había tributado, en el mismo lugar, homenaje póstumo coincidiendo con el 50 aniversario de tan luctuoso accidente.
Según conocemos por datos de hemeroteca, “una vez conocida su desaparición aquella misma noche se alistaría al destructor ‘Almirante Antequera’ con una tripulación formada por alumnos voluntarios para realizar una intensa búsqueda, que finalmente resultaría infructuosa, ya que nunca se encontró el cuerpo del infortunado guardiamarina”.
Sesenta años después y a lo largo de todo este tiempo centenares de personas que visitan la Isla de Ons no se resisten a perder la visita al ‘Burato do Inferno’, un lugar lleno de leyenda y misterio que lo único que tiene de certeza es la fortuita muerte del joven alumno como nos es recordado por una gran cruz blanca de piedra erigida al borde del ‘buraco’ –protegido para que nadie se acerque demasiado- que por su profundidad cualquiera diría que es la ‘boca de entrada al inframundo’, -como nos dice el imaginario popular galego-, y según entendidos, (espeleólogos) “es el pozo más profundo que existe en la provincia de Pontevedra con cinco metros de diámetro y más de 40 metros de caída libre…”
Leyendas aparte, ‘O Buraco do Inferno’ no es más que “una cueva granítica creada por la fuerza del mar y el viento a la que, con el tiempo, se le vino abajo la parte superior, creándose un acceso directo desde la superficie hasta el fondo del mar…” Aunque para los isleños no se trata de un mero capricho geológico: es un sitio especial, al que siempre tuvieron temor respeto.”
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