lunes, 18 de diciembre de 2023

REFLEXIÓN NAVIDEÑA. NOSTALGIA DE LA NAVIDAD DE MI INFANCIA. POR ANGEL G. CARRAGAL


La Navidad está cerca, aunque la verdad es que ya estamos metidos de lleno en ella, como se puede constatar por los fastuosos alumbrados –derroche de consumo energético- que iluminan las calles en casi todos los concellos de esta España nuestra, ambientadas con extensas programaciones de actividades y simbología que, a mi entender, han reconvertido el espíritu de la Navidad (la Natividad de Jesús) en un espectáculo de masas rompiendo con el modelo tradicional de la celebración de una fiesta en la que, según la costumbre, se reúne la familia compartiendo la cena de nochebuena (un menú más humilde que los de ahora, pero del que disfrutábamos enormemente) amenizada con música o el canto de villancicos al son de panderetas, ante un ‘nacimiento o Portal de Belén’, en la actualidad suplido mayormente por un Papa Noel (ya no ‘cantan ni beben los peces en el río’ ni suenan el ‘campana sobre campana…’) y un abeto del que al pie o en sus ramas se acumulan los regalos producto de un extremado consumismo, que preside la estancia marco de tan significativa ‘xuntanza’.

Pero, a mí al menos, ni el alumbrado tan espectacular, ni las actividades de ocio como las de ahora, me impiden traer al recuerdo como era aquella Navidad de mi infancia, tan distinta y lejana, y perdón por la nostalgia: era más sencilla, más familiar, menos mercantilizada, más ilusionante y más alegre…

Sinceramente pienso que en esto de la Navidad “cualquier tiempo pasado fue mejor”, que diría uno de nuestros mejores literatos, Jorge Marique.

Son muchas la reflexiones que distintos sociólogos y antropólogos vienen realizando sobre el como la ‘’modernidad’ ha trastocado la celebración de muchas tradiciones que las ponen en peligro de desaparición. Y como en el caso que nos ocupa, no cabe duda de que en la actualidad es difícil no cuestionar que se está perdiendo el espíritu navideño. De ahí que lo mejor que podemos pedir es que con el paso de los años, esta fecha tan importante para nuestra sociedad no se convierta en una festividad cualquiera.

Para terminar hago mío el deseo que la reconocida antropóloga,  periodista y escritora Mercedes Unzeta Gullón (Madrid 1952), traslada a la sociedad en uno de sus artículos sobre la Navidad:  “Que mis nietos, y todos los nietos de todos los abuelos, puedan guardar en su memoria un cierto aroma de aquel espíritu navideño tan familiar, amoroso y positivo… Que la resonancia navideña no consista solamente en las miles de bombillas del adorno de las ciudades (que deslumbran y ocultan las demasiadas negruras), sino también en un sentimiento de armonía, de cordialidad, empatía y honestidad. Un poquito del verdadero Espíritu de la Navidad.  Que no se pierda.” ¡O tempora, o mores! (¡Que tiempos, que costumbres¡)

Para finalizar en vío desde este espacio mis mejores deseos de salud y felicidad para todos/as en estas fiestas navideñas y un mejor y próspero año 2024. 

 

 

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