lunes, 11 de diciembre de 2023

RECORDANDO EL DÍA EN EL QUE CONOCÍ A MANOLO MOLDES. POR ANGEL G. CARRAGAL

Foto: DP

La reciente inauguración de la planta de la Fundación Manuel R. Moldes en el Edificio da Xunta de Galicia en Pontevedra me trae a la memoria gratos recuerdos de cómo conocí al prestigioso y relevante artista pictórico pontevedrés, Manuel Rodríguez Moldes (1949-2017) también conocido –y así gustaba que lo tratasen- como ‘Manolo Moldes’. Coincidiendo con el sexto aniversario de su muerte –concretamente se cumplía el pasado día 3 del mes en el que andamos- y a modo de ‘in memorian’ traigo a colación la forma y el porqué del primer contacto personal que mantuve con el recordado artista del que sólo tenía referencia a través de un artístico mural que cuelga en las oficinas de este rotativo.

A tenor de la noticia de haberle sido concedido el Gran Premio de Honor del I Salón de Otoño de Pintura convocado por la Real Academia de BB AA ‘Nosa Señora do Rosario’ de A Coruña, por su obra ‘Ensoñación Compartida. Charcos de Memoria’, me interesé en entrevistar a Manolo Moldes para el suplemento dominical, que yo coordinaba en aquel entonces, ‘Diario del Domingo’ (aparecido en el Diario de Pontevedra 22.12.96) cita que me facilitó amablemente convirtiendo –así me lo pidió él- la entrevista en una distentida charla en la que me iba describiendo coloquialmente todo su ‘curriculum’. Comenzó primero por manifestar sentirse muy orgulloso del premio conseguido –“es el segundo más importante que he recibido hasta ahora…”, me decía. Ya antes le había sido otorgada la Medalla de Oro de la Diputación de Pontevedra en la XXI Bienal de Arte en 1990

La entrega del galardón (Medalla y Diploma de Honor) del Salón de Otoño de la ciudad herculina le fue efectuada tal día como hoy de hace veintisiete años (11 de diciembre de 1996) en el Pazo de Mariñán por César Lendoiro, presidente de la Diputación de A Coruña, entidad colaboradora del evento.

Manolo Moldes tampoco dejaba atrás en contarme como se inició en la carrera del arte. Fue en 1968 tras iniciar sus estudios de Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Madrid. “No sería hasta dos años después, recordaba, cuando expuse por primera vez en la pontevedresa Sala de Exposiciones de Información y Turismo. En aquella muestra, su ‘ópera prima’, colgaba ceras y tintas sobre cartón con la que “los pontevedreses fueron muy generosos. Pontevedra está haciendo mucho por el arte. Ahí están los premios a los nuevos valores con las bienales…”, reconocía en medio de nuestra charla.

Tras aquella exposición y el arte demostrado el éxito estaba garantizado. Sería largo relatar aquí tantos premios alcanzados que lo inmortalizaron dentro y fuera de su ciudad natal. Nunca olvidaré a Manolo Moldes, al que tuve el orgullo de conocer, ni la buena sensación que me causó su bonhomía y el buen trato que me ofreció. Tengo para mí que aquello fue como una muestra de amistad.

Gracias por siempre, Manolo Moldes.

 

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