Entre
los proyectos 'estrella' que se ejecutarán a lo largo del año en el que
acabamos de entrar, la alcaldesa puso especial énfasis en destacar la creación
de una zona de baño urbana dotándola de una piscina natural de agua salada,
proyectada en el antiguo ‘cementerio de embarcaciones menores’, idea que como
se recordará recibió toda clase de críticas por parte de los grupos en la
oposición además de generar diversidad de opiniones entre la vecindad.
En el encuentro con la prensa la alcaldesa puso de manifestó que la piscina se creará ‘sí o sí’ y que todo está dispuesto para ello, informando de que “se está tramitando la contratación de la limpieza y regeneración a nivel medio ambiental del fondo marino de la dársena, - muy poco o nada utilizada por las embarcaciones- para conseguir que la calidad del agua sea la adecuada para el baño”. María Ramallo demuestra así su firmeza en no apearse de su decisión de crear la susodicha piscina, porque dice, “se trata de un proyecto con el que se busca recuperar un espacio actualmente degradado que contribuirá a la transformación total de una zona que une a Marín con el mar…”
Volviendo
al debate político suscitado en su día por la oposición (PSOE y BNG) habrá que
recordar las posturas –resumidamente- que cada grupo tenía al respecto. Por una
parte los socialistas se oponen porque “se destruiría un espacio de innegable
valor patrimonial”; mientras que por parte del BNG –que no dice no a la
piscina- lo que se pide es buscar otro lugar para su emplazamiento. Ante
estos planteamientos la alcaldesa, defiende que “lejos de cualquier otra
consideración, esta actuación es una reafirmación de la identidad marinera de
Marín pieza clave para poner en valor todo el entorno del Paseo Alcalde Blanco
al que serviría de antesala”, según ya se nos decía en su día en la presentación del
proyecto.
Crear una zona de baño urbana, por no decir una playa urbana, - me da la sensación que es lo que se busca- no deja de ser una buena e interesante idea que servirá de recurso turístico urbano para Marín, que falta le hace, y, si al proyecto nos atenemos, ningún patrimonio se destruirá o se hará desaparecer, como aventuran quienes se oponen, sino todo lo contrario. Se tratará de mantener lo que hay con operaciones de “mejora conservando lo existente”.
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