En una larga lista, que ocupa casi 40 páginas, se detallan como atractivos turísticos de Marín: el Paseo Alcalde Blanco, ventana al mar; el singular edificio del Mercado de Abastos; el área de recreo de la Granxa de Briz; el Museo Municipal ‘Manuel Torres’, recuerdo y homenaje al insigne pintor marinense; las playas: Portocelo, Mogor, Aguete, Loira, O Santo y A Coviña, todas ellas de aguas tranquilas y arena dorada y fina; el Lago de Castiñeiras, refugio de paz en medio de la naturaleza; los Petroglifos de Mogor, una de las estaciones rupestres más emblemáticas de Galicia; el Ecoparque; aventura asegurada; A Pastoriza y sus vistas panorámicas; O Castro da Subidá, arqueología cargada de historia; las Rutas de Miradores y Senderismo… y por último las fiestas y tradiciones que en Marín se celebran a lo largo de todo el año…
Hay que reconocer que el ‘referido ‘flyer’, -insisto, léase folleto publicitario- es un trabajo que hay que valorar y que sin duda servirá a los fines que se persiguen. Ahora bien, permítaseme un reproche, se obvian en su contenido, los atractivos que ofrece el ‘casco histórico, casco vello’ de Marín, o más bien lo que queda de él. No se citan, por ejemplo, los vestigios de la esencia de aquel pueblo que fue creciendo al pie del mar: sus casitas de pescadores, que algunas quedan, asentadas en las rúas ‘do Busto, a Ribeira, A Calzada, Echegaray, A Roda, a Banda do Río, la Praza da Veiguiña; o antiguas edificaciones como la casa das Irmáns Fontenla; la Iglesia Vella y Torre do Reloxo e incluso el Pazo Municipal (Casa Consistorial).
No quisiera pensar que al confeccionar el susodicho ‘librillo’ se ha marginado -¿quizás por olvido?- a lo que, repito, queda del ‘caso vello’ de Marín. Pero sí creo que es una falta de consideración dejar de lado restos de una parte de nuestra historia al no incluirlos en dicha edición entre los activos de interés turístico de la villa. No haberlo hecho es inexcusable.
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