Como
ya les decía en anterior entrega trasladar a este espacio el largo e
interesante historial deportivo del veterano atleta Manuel Rosales Touza
(Marín, 4 de agosto de 1935) es difícil, por ello hube de sintetizarlo lo mejor
que pude en dos capítulos, el primero publicado con motivo de su 90 cumpleaños
(Diario de Pontevedra, 4 de agosto pasado, pág. 21) y hoy, este segundo.
Comenzaré por subrayar que los ocho triunfos alcanzados en el maratón de Nueva
York, el más célebre del mundo, antecedieron al que ya había logrado en Atenas
(1985). A ello, hay que unir la larga lista de éxitos posteriores: Valencia, donde
obtuvo un ‘atractivo’ premio en metálico; San Sebastián, campeonatos de España
en pista cubierta; Valladolid, Certamen Nacional al aire libre; Italia,
Campeonatos de Europa; Portugal, Austria, Madrid, Bostón, Londres… lugares
todos ellos por donde ‘paseó’ con orgullo el nombre de su villa natal. Entre
sus ‘proezas’ figuran como más destacables el adjudicarse a sus 73 años la
medalla de oro y la de plata en los Campeonatos de Europa –medio maratón-
celebrados en la ciudad danesa de Arthus.
En el 2.000, con la entrada del nuevo siglo, el mundo del atletismo le reconocía sus méritos y a pesar de que ya iba entrando en años “su espíritu no decaía. Lo suyo era correr y correr… Eran tantos y tantos los éxitos que Manuel Rosales llegó a ser considerado como la máxima e incombustible figura del atletismo español..” (Emilio Navaza. ‘Vida Atlética de Galicia’). Hacía honor a sus propias palabras: “Para mí el atletismo es el deporte rey, se puede adaptar a cualquier persona”.
Paralelamente y dada su pasión por el deporte atlético, junto con su entrenador Carlos Landín, se dispuso a relanzar en 1986, el Club de Atletismo San Miguel de Marín que, habiéndose fundado en 1961, estaba languideciendo corriendo peligro de desaparición.
Años después, y con una edad de 82 años, obligado por una cuestión de salud, -“un marcapasos me ha dejado muy limitado para hacer ejercicio, reconoce- Manuel Rosales daba por finalizada, muy a su pesar, su apasionante vida en el atletismo dejando tras de sí un ‘expediente’ en el consta estar en posesión de 48 medallas individuales conseguidas en campeonatos mundiales, europeos y nacionales.
En el 2.000, con la entrada del nuevo siglo, el mundo del atletismo le reconocía sus méritos y a pesar de que ya iba entrando en años “su espíritu no decaía. Lo suyo era correr y correr… Eran tantos y tantos los éxitos que Manuel Rosales llegó a ser considerado como la máxima e incombustible figura del atletismo español..” (Emilio Navaza. ‘Vida Atlética de Galicia’). Hacía honor a sus propias palabras: “Para mí el atletismo es el deporte rey, se puede adaptar a cualquier persona”.
Paralelamente y dada su pasión por el deporte atlético, junto con su entrenador Carlos Landín, se dispuso a relanzar en 1986, el Club de Atletismo San Miguel de Marín que, habiéndose fundado en 1961, estaba languideciendo corriendo peligro de desaparición.
Años después, y con una edad de 82 años, obligado por una cuestión de salud, -“un marcapasos me ha dejado muy limitado para hacer ejercicio, reconoce- Manuel Rosales daba por finalizada, muy a su pesar, su apasionante vida en el atletismo dejando tras de sí un ‘expediente’ en el consta estar en posesión de 48 medallas individuales conseguidas en campeonatos mundiales, europeos y nacionales.
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Manuel Rosales, participante en una edición de la popular carreira Pinga Pinga. Foto archivo. |
En su honor e inmortalización Marín ha instituido, hace algo más de una década, la popular ‘Carrera +10 Manuel Rosales. Trofeo Concello de Marín’, y se le ha distinguido como marinense del año, otorgándole el Premio Facendo Historia. Marín 2013; además de haberle sido concedida por la Xunta, la Distinción al Mérito Deportivo de Galicia 2014, al ser considerado como “leyenda viva del atletismo”.
Y termino citando otra importante distinción, aunque en este caso, alejada del atletismo. Un ingenio suyo, que vio la luz mientras corría en un entrenamiento, un dispositivo para cinturones de seguridad, recibió un galardón en el Salón de Inventores de Bruselas. ¡Rosales, atleta a perpetuidad!
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