"Lo calificaría como una auténtica vergüenza. No sé si del alcalde de Vilaboa o de la alcaldesa de Marín, pero tengo claro que ambos son coparticipes de este despropósito"
Cuando uno se acerca a la atrayente artificialidad que supone el Lago de Castiñeiras, empieza a recordar las ya añejas batallas vecinales por marcos y lindes. Trátese del ayuntamiento de Vilaboa o del de Marín, la cosa está, como diría un castizo 'manga por hombro'.
Puede entenderse la ausencia de especies árboreas, el cambio de sentido de circulación, la prohibición de barbacoas libres, y hasta quizás, el más que mejorable firme de las carreteras (definición que le viene grande). Lo que no entiende nadie es el estado del Mirador, el estado de esa torre de cuatro alturas que, iluso yo, pensé ya corregida tras más de una década en la que la había encontrado cerrada, como esta vez.
He podido visitar este mes el Mirador de 'O Facho', el de 'Couto das Forradas, el de las 'Antenas de Domaio', el del 'Campo da Rata' o el de 'A Peneda'.
Pero cuando hemos querido tener una vista simultánea de las tres rías desde el que me parece el más adecuado para presumir de orígenes y explicar un poco la orografía de mis paisanos, todo lo más que hemos podido ver es bosque. Lo calificaría como una auténtica vergüenza. No sé si del alcalde de Vilaboa o de la alcaldesa de Marín, pero tengo claro que ambos son coparticipes de este despropósito.
Como les comentaba a mis acompañantes, al fin y al cabo la mayoría de la gente que viene aquí, ni vota en un municipio ni en el otro.
Y ya cuando uno se pone a buscar información y se encuentra con las quejas de los comuneros de Vilaboa por la invasión de marinenses en un concierto que allí se celebró, proponiendo incluso su presidente, José Luis López, cambiar el Lago por el área recreativa de Aguete, solo se puede sentir mucha, mucha, vergüenza ajena. Así nos va, es lo primero que a uno le viene a la cabeza.
Confiemos en que en el futuro las cosas cambien.
Publicado en el DP (Página 34
26/08/2021
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