Foto: LPRV |
La noticia de la partida desde el puerto de Cádiz, el pasado día 11, del buque escuela de la Armada ‘Juan Sebastián de Elcano’ y el embarque de la princesa Leonor entre los 76 guardiamarinas que ya se encuentran realizando el 97 Crucero de Instrucción a bordo, ha llenado páginas en toda la prensa, y ocupado espacio en radio y televisión, con amplios reportajes e imágenes de la despedida a la que acudieron SS MM Felipe y Leticia junto con los padres y familiares del resto de alumnos y tripulación a los que daban el ‘hasta la vuelta’ (que será en el mes de julio) entre escenas cargadas de emoción. Con motivo de tan mediático acontecimiento no sólo se resaltaba como noticia principal todo lo relacionado con la princesa de Asturias, sino también sobre la historia del buque escuela ‘J. S. de Elcano’ mítico y ‘cuasi’ centenario navío de la Armada Española que cuenta tras de sí con un largo historial tras haber recorrido –y sigue recorriendo- océanos y mares en sus cruceros de instrucción de los guardiamarinas que cursan estudios en la ENM de Marín.
De su construcción me informo a través de un extraordinario
libro J. S. de Elcano. Embajador y Navegante. 2002. José Cervera Pery y
Rafael Estrada Giménez) con el que fuí obsequiado con motivo de mi jubilación,
-en marzo de hace seis años-, por el entonces comandante-director de la ENM,
Marcial Gamboa.
La creación de los buques escuela tiene su origen hace 300 años. Concretamente
en 1717 cuando se comunica a los cadetes de la Real Compañía de Guardias
Marinas que debían cursar tres tercios de su aprendizaje a bordo de uno de los
buques de Su Majestad, en el cual aprenderían de las vicisitudes de la vida a bordo
de un navío. Es siglo y medio después cuando la Armada decide transformar en
buques escuela cuatro de sus barcos que, a través de décadas, acogieron a los
guardiamarinas durante su formación convirtiéndose éstos en antecesores del
posterior Juan Sebastián de Elcano.
Todo cambió con la llegada del s. XX, época en la que la Armada jubila a la veterana corbeta, y a su vez buque escuela, Nautilus, dejando un hueco en la Marina que hizo necesaria la construcción de un nuevo barco que hiciera las veces de academia flotante. Por todo ello, el Ministerio de Marina acordó construir en los astilleros Echevarrieta de Cádiz un buque con en el que poder formar a los guardiamarinas. Y 1925 un velero bergantín-goleta emerge de la dársena gaditana planteándose la posibilidad de que fuera bautizado con el nombre de Juan Sebastián de Elcano como recuerdo a tan ilustre marino. Según estaba previsto se botó con ese nombre el 5 de marzo de 1927. Contaba -y cuenta con 94 metros de eslora y 4 palos nombrados Blanca, Almansa, Asturias y Nautilus.
No es hasta agosto de 1928 cuando iza velamen para su primer crucero de
instrucción dando una vuelta al mundo en dirección inversa a la que, en su
momento, siguió el marino que le da nombre. Su destino fue el puerto de Nueva
York.
A lo largo de su vida el Juan Sebastián de Elcano se ha convertido en una
embajada flotante haciéndose a la mar regularmente para realizar una travesía
de seis meses con una nueva promoción de futuros oficiales de la Armada, que se
entrenan duramente a bordo, como lo hizo ayer zarpando en su LXXXIX Crucero de
Instrucción que concluirá en julio mes en el que arribará a los muelles de la
ENM para asistir a la celebración de los
actos en honor a la Virgen del Carmen. Feliz singladura al nonagenario buque
con el deseo de que pronto comparezca en nuestra ría para compartir con su
tripulación la festividad de su patrona la Reina de los Mares.
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