No es la primera vez que aprovechando la fecha en la que celebramos la festividad de Santa María del Puerto (8 de septiembre) traigo a colación algún relato relacionado con la historia de la parroquia de Marín, haciéndolo hoy con quien fue dueño y Señor del Coto de Marín, Diego Arias, nacido en el Vall do Deza, noble capitán de la reina Urraca y monje cisterciense de Osera además de caballero de la Orden de San Juan y ‘culpable’ del destino de la villa marinense, después de que ésta pasara a manos de los monjes de Oseira, que la tuvieron bajo su jurisdicción desde la Edad Media hasta la promulgación de la Ley de Desamortización de Mendizábal en el siglo XIX.
Conocemos de sobra, porque así se recoge en todo documento, que Diego Arias (1080-1157) donó al Monasterio de Osera el Coto de Marín. Pero, ¿quién fue realmente tal personaje?. Perteneció a la noble casa de los Arias -famlia vinculada a la Corte de los Borgoña- donde fue educado y adiestrado en el uso de las armas. A los 30 años toma parte en la primera cruzada europea o reconquista de los santos lugares en poder de los árabes. A su regreso se pone al servicio de la reina Urraca por la que siguió luchando y ésta lo compensa entregándole en el año 1112 el Coto y Villa de Marín con todas sus pertenencias erigiéndose así en el Señor del Coto de Marín, titulo con el que pasó a la historia.
En Marín transcurrió gran parte de su vida hasta el fallecimiento de su esposa Sabina Díaz, situación que le lleva a un estado de tristeza y soledad que despierta en él la vocación religiosa con deseos de ingresar en algún monasterio, eligiendo al de Oseira a donde acude en solicitud de ingreso y en donde es aceptado. “Diego Arias llega al monasterio en 1151, decidido a ser monje, siendo recibido con inmensa caridad. Luego de una preparación previa le dieron el hábito de novicio...” (Real Academia de la Historia). Terminado el noviciado, profesa haciendo los votos religiosos de rigor quedando ingresado en la Orden Cisterciense de manera definitiva despojándose de todos los bienes materiales que poseía y renunciando a los mismos en favor del Monasterio del Osera. Entre aquellas posesiones se encontraba la Villa y Coto de Marín.
Los monjes para asegurarse de que estos bienes pasaban a su poder en las condiciones jurídicas necesarias, piden la aprobación, de todo lo hecho, al Rey Alfonso VII (hijo de la reina Urraca) y éste otorga su conformidad quedando los monjes de Oseira como dueños absolutos del Coto de Marín. Pero lo que no se suponían era el ‘lío’ en el que los metería meses más tarde el subsodicho fraile Diego Arias, poniendo en peligro la propiedad de los bienes que había otorgado en favor de Osera. De ello daré cuenta en próximo capitulo.
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