El popular 'carrero' Ramón Martínez (O Manco).
Mítico personaje de la historia de nuestro Marín del alma
El transporte de personas y mercancías, entre Marín-Pontevedra, que se realizaba desde 1864 por medio de carros y carruajes tirados por caballos, duraría hasta mediados del siglo XX. Las empresas citadas en nuestro capitulo anterior ‘Victoria’, ‘Volador de Marín’ y la ‘Sociedad de Carruajes Línea Marín-Pontevedra’ que comenzaron con mucho auge irían perdiendo interés por parte de los usuarios a partir de 1889 en que irrumpe en el escenario del transporte público el Tranvía a Vapor que duraría hasta 1924 en que sería sustituido por el Tranvía Eléctrico. Aunque esto es otra historia.
Volviendo a los carros y carruajes, el tranvía a vapor desplaza a este medio de transporte en lo que respecta a los viajeros pero no así a las mercancías. Los carros siguieron existiendo hasta la segunda mitad del siglo XX (mediados de los años sesenta) en el que se retiraba el último ‘carrero’.
Los marinenses hasta mi generación recordarán el ir y venir de los carros que recorrían, día sí y otro también, el trayecto entre Marín y Pontevedra y viceversa para recoger la paquetería que después repartirían entre el comercio y la industria marinense. Aunque también transportaban por encargo otro tipo de mercancías. El más antiguo de los carreros, que yo recuerde, era el señor Antonio Martínez. Al que siguieron después su hermano Ramón. Ambos eran hermanos y procedían de Ponteareas. Se establecieron con su familia en Marín allá por los años cuarenta del siglo pasado. Primero lo hizo Antonio con una frutería ‘La Americana’ y después lo haría su hermano Ramón, exclusivamente como ‘carrero’. Éste era conocido popularmente como ‘O Manco’ (de niño le quedó el brazo izquierdo inutilizado al sufrir el atropello de un coche). Era todo una institución. Quizás el más recordado de aquellos ‘carreros’. Y el tercero de los carros pertenecía a una señora viuda llamada Eugenia. Recuerdo que tenía un criado apodado ‘Paco o mexón’.
Volviendo a los carros y carruajes, el tranvía a vapor desplaza a este medio de transporte en lo que respecta a los viajeros pero no así a las mercancías. Los carros siguieron existiendo hasta la segunda mitad del siglo XX (mediados de los años sesenta) en el que se retiraba el último ‘carrero’.
Los marinenses hasta mi generación recordarán el ir y venir de los carros que recorrían, día sí y otro también, el trayecto entre Marín y Pontevedra y viceversa para recoger la paquetería que después repartirían entre el comercio y la industria marinense. Aunque también transportaban por encargo otro tipo de mercancías. El más antiguo de los carreros, que yo recuerde, era el señor Antonio Martínez. Al que siguieron después su hermano Ramón. Ambos eran hermanos y procedían de Ponteareas. Se establecieron con su familia en Marín allá por los años cuarenta del siglo pasado. Primero lo hizo Antonio con una frutería ‘La Americana’ y después lo haría su hermano Ramón, exclusivamente como ‘carrero’. Éste era conocido popularmente como ‘O Manco’ (de niño le quedó el brazo izquierdo inutilizado al sufrir el atropello de un coche). Era todo una institución. Quizás el más recordado de aquellos ‘carreros’. Y el tercero de los carros pertenecía a una señora viuda llamada Eugenia. Recuerdo que tenía un criado apodado ‘Paco o mexón’.
Los tres carros: ‘Antonio’; ‘O Manco’ y ‘A Viuda’, así popularizados, se mantuvieron años en la carretera; siendo todo un espectáculo verlos pasar al trote ligero en viaje de ida y regresar ya cargados a paso más lento. Una estampa que por mucho que pase el tiempo jamás borraremos de nuestra memoria. (Les recomiendo el libro ‘Historias de Milo’, de Julio Santos Pena, que relata muy bien curiosos pasajes sobre estos y otros personajes del Marín de infancia del autor)
Pero si los ancestrales carruajes del siglo XIX con los que nace la historia del transporte por carretera de Marín sucumbieron a la llegada del tranvía a vapor y posteriormente del tren, los ‘carreros’ (Antonio, Ramón y Eugenia) también ‘caerían víctimas’ de la modalidad del transporte que por medio de coches a motor también llegaría a Marín. La primeras camionetas o pequeños camiones sustituirían a los carros que desaparecerían casi a finales de los años sesenta. Aquellos camiones de reparto eran: Transportes ‘Antonio Martínez’, Transporte Solla y Transporte Tambo, entre otros.
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