Ahí
está, ahí sigue. –y me temo que
seguirá…- viendo pasar el tiempo como la Puerta de Alcalá. Una estructura
esquelética erigida hace algo más de seis décadas con fines de construir lo que
pudo haber sido y no fue: el Mercado de Cantodarea. No fueron pocas las ideas que surgieron a lo
largo de tantos años para dar continuidad a la obra inacabada, entre otras,
dedicarla a local social para la vecindad o convertirla –descabellada idea- en
un aparcamiento de altura, hasta que por fin en el año 2021 el Gobierno Local
(PP) acordó su demolición con el objetivo de “ganar espacio para esparcimiento
de los vecinos urbanizando el solar una vez quedase expedito.”
Pero
cuando todo apuntaba a que por fin Cantodarea se libraría de tener ante sí semejante
armazón de hormigón, nuevos inconvenientes irían apareciendo en el camino de la
adjudicación de las obras –año 2021-, en el de su ejecución y en el de su
financiación. Por resumir, algunos de los reparos con los que se encontró la
ejecución del derribo fueron: el cableado de la instalación de suministro
eléctrico de la Fenosa que mantuvo las obras paradas durante casi dos años
hasta su retirada y la falta de disponibilidad económica con la que se encontró
después la administración municipal para retomar de nuevo su adjudicación.
Han
pasado cuatro años desde aquel atisbo de solución al problema a la actualidad
en la que otra vez el Grupo de Gobierno nos anuncia con un nuevo titular que
las obras de demolición han sido adjudicadas nuevamente pero su inicio- ojo al
dato- “aún no tiene fecha.” Tengo para mí que esta obra está gafada. Porque su realización siempre se encuentra con un ‘pero…’ En esta ocasión es la falta de
dirección de obra cosa que no se entiende y que según informan desde el
Concello de Marín, “se está tramitando”, por lo que la fecha concreta para
aplicar la piqueta a la susodicha infraestructura “está no aire”.
Confiemos
en que la tramitación remate pronto porque no vaya a ser que cuando se resuelva
volvamos a aquello de “ahora no hay fondos”, cosa que ya ocurrió, y la demolición seguirá metida en un bucle
que impedirá sacarla adelante.
En
conclusión, yo creo que nuestros gobernantes deberían evitar seguir anunciándonos
la contratación de los trabajos de tirar abajo los vestigios de lo que, repito,
pudo haber sido y no fue, Mercado de Cantodarea, sin tener concretada con
seguridad la fecha de su cumplimiento; y por el contrario tratar de ofrecernos titulares informativos ‘realistas’ cuando lo
tengan todo atado y bien atado. Porque sino cada vez se hará menos creíble todo
cuando nos digan. Llevamos cuatro años desde que se aprobó el proyecto y
sesenta de la existencia de tal inconclusa edificación y como se ve seguimos en
las mismas: Nos hablan de adjudicación de las obras pero sin asegurar la fecha
de su realización. Dicho en galego: ‘A
cousa vai pa lonxe… ou, o conto de nunca acabar'. Dicho en latín: ‘Sine die’.
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