De todo lo programado
en el ‘Entroido Marín 23’ destacaría los dos eventos que le dieron mayor fuerza
y contenido, por su colorido, simbolismo y tradición. Por una parte el Gran
Desfile de Comparsas y Disfraces, un espectáculo que congregó por calles y
plazas a centenares de personas de todas las edades que disfrutaron, al paso de
la comitiva, de la vistosidad de las siete carrozas e igual número de comparsas
que lo formaban y la originalidad de los grupos de disfraces a cada cual más curioso
y divertido.
El otro evento que
marcó el ‘entroido marinense’, y el más esperado por la carga histórica y
tradicional que contiene y por su popularidad dentro y fuera de Marín, fue el
‘Enterro da Sardiña’, que además este año tenía que pasar el ‘examen’ de la
Xunta de Galicia para que le sea otorgada la calificación de Festa de Interese
Turístico’ (FITG). Tras dos años de
obligado parón por la pandemia, se esmeraron los organizadores, es decir, el
Ateneo Santa Cecilia, -con el apoyo del Concello de Marín- en dar en esta ocasión, un mayor contenido a la
transgresora parodia con la que se cierra el carnaval coincidiendo con el
Miércoles de Ceniza y el inicio de la Cuaresma.
No me cabe la menor duda de que este año, a la
vista del apoteósico resultado, el ‘Enterro da Sardiña’ será declarado FITG porque como ha quedado demostrado se trata de una manifestación
popular que cumple de sobra con los requisitos exigidos de que suponga “unha
valorización da cultura e das tradiciones populares ademáis dun acto de
especial importancia como atractivo turístico”.
‘Chapó’ a todas cuantas personas hicieron
posible el éxito del ‘entroido marinense’. Y que lo volvamos a disfrutar en
2024.
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