Hoy jueves 13 de Abril, los trabajadores y trabajadoras de la Autoridad Portuaria de Marín y Ría de Pontevedra (APMRP), están llamados a realizar concentraciones de protesta en contra de la dirección del Puerto y en respuesta a su continuo hostigamiento, falta de transparencia y limitación de derechos que ha desembocado en una situación insostenible.
El personal de la APMRP no está preocupado porque se le exija rendimiento o eficacia. O a que se valore objetivamente su desempeño. Está orgulloso de pertenecer a esta organización. Cumple con sus funciones. Tiene vocación de servicio público, está orientado y hace todo lo posible por cumplir las expectativas de sus clientes. El personal de la APM no exige nada. No queremos más que los demás. Solo cumplir la ley, el Convenio y una pequeña parte de los derechos que se reconocen en otras Administraciones y empresas privadas.
Y no queremos tener miedo a solicitar lo que nos corresponde, discrepar o incluso a pensar, sin que esto se considere beligerancia y suponga ser incluido en una “lista negra”. Aunque deberíamos ser un referente en la consecución de objetivos basados en la eficiencia, una administración moderna, somos un ejemplo arcaico de todo lo contrario. Sufrimos un modelo de Dirección Orweliano, que transmite desconfianza, opacidad, basado en el vasallazgo, el inmovilismo, o en el peor de los casos la discrecionalidad. Solo uno piensa. Solo uno sabe. Solo uno está cualificado. Da la sensación de que los demás solo somos pequeños trabajadores ignorantes sin criterio y sospechosos que deberíamos estar agradecidos por tener un trabajo. Pero la APMRP no debería funcionar como un Cortijo. No es del Director ni del Presidente y no debería servir a objetivos personales. Nos gustaría tener un buen líder. Pero nos encontramos con alguien que enseguida se atribuye los resultados positivos, con la misma velocidad y descaro que se excusa en sus subordinados ante cualquier resultado desfavorable. A veces parece que nuestros dirigentes cobran más de 100.000 € por pasearse en carruaje y asistir a ferias.
Mientras otras Autoridades Portuarias han aprovechado sus recursos para formar y desarrollar el modelo de gestión de competencias implantado en el año 2005, en Marín, seguimos como en el año 0. Incluso se ha decidido no ejecutar la dotación salarial autorizada para desarrollo en los años en que fue posible. Es muy desagradable sentir que, en tu casa, en tu familia consideren que no hay ni un trabajador que merezca desarrollar su carrera profesional. Nuestro Acuerdo de empresa vigente, que desarrolla el Convenio, es del año ¡2001! Durante más de 20 años, no se ha podido avanzar ni alcanzar ninguna mejora al respecto. Desde el año 2019, con la aprobación del actual Convenio, teníamos una oportunidad para volver a negociar este Acuerdo y sin embargo, transcurridos 4 años, no hemos avanzado en nada. Las reuniones se demoran y se suceden sin ningún progreso y tanto en ese foro como en todos los que participa la Representación Legal de los Trabajadores, resultan meros trámites. Ni se negocia, ni se argumenta ni se escucha. Si en todas las Autoridades Portuarias tienen otras condiciones, es que están equivocados y nosotros somos los que lo hacemos bien y deberíamos estar orgullosos. Y por eso, mientras los compañeros de otros puertos ejercen nuestros mismos derechos con normalidad, aquí la falta de medidas de conciliación obliga a que un gran número de trabajadores tenga que solicitar reducciones de jornada. Materias como el teletrabajo, implantado ya en nuestro Ministerio desde septiembre del 2022, siguen sin empezar a negociarse. Incluso nuestro Calendario laboral, así como el sistema de valoración del desempeño datan del año ¡2015!
El tamaño de la actividad portuaria crece, tanto en términos de movimiento de mercancías, como de superficies e infraestructuras a atender y también aumentan las necesidades formativas en nuevas competencias y sin embargo, la plantilla decrece. A ese incremento de tareas se une la existencia de una plantilla mal dimensionada, la insuficiente Oferta de empleo Público y lo que es peor, que muchas de las incapacidades temporales de larga duración ni se sustituyan. Toda esta situación ha desembocado en un descontento general, un deterioro de las condiciones de trabajo (como se ha puesto de manifiesto en la reciente evaluación de riesgos psicosociales) y en consecuencia un empeoramiento de la calidad del servicio prestado.
Por todo lo expuesto, los trabajadores y trabajadoras de la Autoridad Portuaria decimos NO A LA DICTADURA POR UN TRATO DIGNO SIN ROBAR NUESTROS DERECHOS
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