lunes, 24 de abril de 2023

MARIN, SANTOS CAMBRONERO, EL 'OTRO CORSARIO' (II). POR ANGEL G. CARRAGAL

Santos Cambronero honra de toda Galicia, corsario digno que en las láminas finas esculpan su nombre augusto…” (Frase del Romance Popular editado en Sevilla 1742)

Siguiendo con la historia del corsario marinense, Miguel Manuel Santos Cambronero, iniciada en capitulo anterior (Diario de Pontevedra, día 17) comienzo por relatar algunas de sus más destacadas hazañas que lo convirtieron, gracias a su audacia, en uno de los ‘piratas con patente de corso’ más legendarios y famosos de su época y de los que participaron en la guerra del Asiento, también conocida como de la Oreja de Jenkins (1739-1748).

El 20 de diciembre de 1741 se une con su embarcación galeota ‘Nuestra Señora del Pilar’ a los corsarios que salían de Vigo  para bajar por la costa hasta Oporto donde apresó un navío inglés haciéndose con un botín con el que regresa a Marín. Curiosamente al día siguiente de su llegada cuando fue a comprobar el contenido del baúl apresado se encontró con que los marineros que dejó de guardia en la embarcación lo habían forzado robando un reloj, unas ropas y 2.500 reales de oro.

Casi un año después Santos Cambronero colaboraría, con tan sólo quince hombres, en la defensa de Sangenjo (hoy Sanxenxo) y Portonovo en un desembarco inglés, hazaña que lo hizo ser protagonista de un romance popular que le atribuye la defensa de ambas villas. Más tarde el desembarco se repitió y los ingleses exigieron un rescate a cambio de no quemar las casas.

Además de osado y audaz nuestro mentado corsario era también ingenioso y de su ingenio destaca como en un nuevo viaje a Oporto se “atrevió a disfrazarse, haciendo de espía, a fin de obtener información sobre los mercantes ingleses que iban a salir, pero fue descubierto salvándose gracias a la ayuda de un español que lo ocultó en su bodega cambiándole el disfraz”.

Según lo describe el historiador J. M. Vázquez Lijo, Santos Cambronero, “fue un corsario muy singular, proyectando de sí mismo una imagen hiperbólica de heroicidad que eclipsaba a todo ser de este mundo, incluso comparable con las míticas hazañas de Hércules”.

La fama adquirida le sirvió para que dirigiendo una petición al ministro José Campillo y Cossío (1693-1743),  la Marina respaldase un plan de ofensiva contra pueblos de la costa británica poniendo a su disposición el paquebote Real Mercurio con base en A Graña-Ferrol, siendo pertrechado, artillado y dotado de piloto y pilotín por cuenta de la Armada Española. El proyectado plan de “quemar y saquear casas cuanto mejor pueda” fracasó. Su embarcación fue apresada en la primavera de 1743 por los ingleses perdiéndose todo rastro de este corsario, bien porque pudo haber sido apresado o bien porque fue dado por muerto en el enfrentamiento.

Aunque diversos historiógrafos  lo mencionan repetidamente como vecino de Marín, la ausencia del más mínimo rastro suyo en los libros sacramentales de la parroquia marinense lleva a pensar en un más que probable origen foráneo.

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