lunes, 5 de octubre de 2020

MARÍN. EL TRANVÍA A VAPOR (1889-1924) (I)

La máquina a vapor y las 'jardineras' en la parada que hicieron en Placeres el día de su inauguración

George Stephenson (1781-1848) fue un ingeniero británico que construyó la primera línea ferroviaria del mundo utilizando locomotoras a vapor, un hecho que le hizo ser merecedor del apelativo "padre de los ferrocarriles", según podemos conocer por  su biografía (edición digital Historia Universal). El acontecimiento tuvo lugar en 1814 año en el que el mundo comienza a dar los primeros pasos hacia el transporte ferroviario.
El tren llegaría a Galicia con la inauguración en 1873 del primer tramo que cubría el trayecto Santiago-Puerto de Carril (Vilagarcía), mientras que en 1881 se inaugura el de Ourense-Vigo. Con la Ley de Ferrocarriles se aprueba la línea de Redondela-Marín, de la que tan solo se construirá la parte que cubre el trayecto hasta Pontevedra, inaugurado en 1884.
Los industriales marinenses y capitalinos viendo que el tramo de unión entre Marín y Pontevedra por tren se había truncado pensaron en buscar remedio a las dificultades que presentaba el transporte por tierra y por mar entre ambas poblaciones y ponen en marcha un proyecto de construcción de una línea de ferrocarril comenzando primero por localizar las subvenciones necesarias. De ello se encarga una comisión formada por destacados personajes pontevedreses, entre otros (según los cita M. Cendán en su Historia de Marín 2007): José Riestra López, empresario y político; Alejandro Mon Landa, abogado y político y Prudencio Otero Sánchez, escritor y político. En 1885 comienzan las gestiones y se da traslado de un estudio a la Diputación de Pontevedra y al Gobierno de España, en este caso, a través de Montero Rios, destacado jurista y político.
Paralelamente los promotores de aquella ‘descabellada idea’ la dan a conocer públicamente en el Diario de Pontevedra (10.10.1885)  en busca de ‘suscriptores’ que apoyen económicamente la iniciativa para la que hacían falta unas 200.000 pesetas de la época. El anuncio surte efectos y se consigue la mitad del importe mediante aportaciones que llegan de Pontevedra, Marín y otras localidades de la comarca del Morrazo e incluso de Vigo. Entre los marinenses que hicieron llegar su ayuda (más bien era una inversión) económica figuraban: “Rocafort, Taboada, Méndez Vieta, Justo Paratcha, Benito Touriño, Martínez Garabal...” 
Mientras tanto las gestiones siguen su imparable camino. Se encarga la redacción del proyecto del ‘Ferrocarril económico de Pontevedra a Marín’, que así se llamó en un principio y es presentado al Ministerio de Fomento en 1886. Ese mismo año es devuelto al Gobierno Civil y a los ayuntamientos de Marín y Pontevedra para exposición al público. No encontrándose reclamaciones el gobierno municipal marinense en sesión extraordinaria del pleno (acta del 18 de septiembre de 1886) acuerda su aprobación incluida la cesión gratuita del terreno para la ubicación de la Estación. 
La concesión es aprobada definitivamente en el Ministerio y saca a subasta la construcción, no como  tren propiamente dicho, sino como‘Tranvía a vapor de Pontevedra a Marín’, que se pondría en marcha en 1989, no sin antes pasar por una serie de visictudes, como veremos en próxima entrega.

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